La importante libertad de decidir si eres mamá o papá...

Se cree que el paso natural siguiente para una pareja que ha decidido vivir junta es tener hijos. Además a las mujeres desde pequeñas se nos inculca de sobremanera el valor de la maternidad. Un montón de gente me pregunta en cada oportunidad: ¿Para cuando un bebe?, pero aún hoy no están preparados para escuchar mi respuesta y se sorprenden cuando digo: Mi marido y yo aún no queremos tener hijos, como si algo en ello no estuviera del todo bien.

A mis 30 años y con mi corta experiencia como mujer casada, me he dado cuenta que la mayor parte de la gente que decide tener hijos lo hace sin pensarlo demasiado y supongo es normal y podría incluso ser bueno, ya que si nos detenemos mucho a pensar sobre los pros y los contras probablemente el mundo se estaría quedando sin las siguientes generaciones. Contrario a ello, mi pareja y yo si nos hemos detenido mucho a pensarlo más a fondo. No me mal interpreten, personalmente para nada estoy en contra de procrear y educar hijos, al contrario, amo la idea de la maternidad y de la paternidad y admiro mucho a las parejas, sobretodo a las mujeres, que se deciden a llevarlas a cabo. Yo misma quiero ser madre y seguramente cuando lo sea sienta que es la mejor sensación del mundo, pero aún no es mi momento y tampoco es mi único propósito en la vida. Muchas veces me doy cuenta de como este sentimiento aflora en mi por temporadas, sobretodo cuando convivo con mis amigas embarazadas o con aquellas que ya son madres y tienen niños hermosos, pero al mismo tiempo me encuentro disfrutando lo que tengo por ahora con mi pareja y pareciera que no nos hace falta nada más, ni siquiera un hijo. Si llega será mas que bienvenido y amado, sabemos que un hijo no va a quitarnos nuestro futuro sino a darnos uno nuevo; pero si no llega nunca, tampoco va a limitarse o reducirse nuestra felicidad. Es así de simple. La sociedad suele asociar la maternidad y la paternidad con el valor de la generosidad, y el escaso o nulo deseo de llevarlas a cabo con el egoísmo, pero eso es solo una idea equivocada muy arraigada.

Personalmente, no quiero ser de esas mamas que reniegan y sienten frustrados sus sueños luego de serlo, por no haberlo hecho convencidas o por las razones correctas. Es un gran error pensar que los hijos vienen a estabilizar matrimonios o a solucionar problemas en sus relaciones de pareja. Un hijo no es responsable de la felicidad de sus padres, mucho menos del éxito de su unión como pareja. Y sin embargo, son precisamente los hijos los primeros que cargan con las consecuencias de las decisiones tomadas a la ligera. Es lo que las personas muchas veces no entienden cuando se preguntan porque algunos esperamos más para tener hijos.

Mi matrimonio es bueno, con sus altibajos, pero genuinamente bueno. Ser papás es un sueño que compartimos mi marido y yo y se que posiblemente pronto nos llegue nuestro momento. Pero será solo decisión nuestra, cuando estemos listos para compartir nuestra felicidad, nuestro tiempo y en sí toda nuestra vida con nuestros hijos.

Creo que es fundamental educar a las personas a no entrometerse en esta decisión que corresponde solo a dos. Tal vez su interés sea bueno, pero muchas veces desconocen los motivos reales por los que las parejas aún no tienen hijos. Imaginen: ¿cuantas parejas pueden existir que ya desean tener hijos pero no han podido? y cada vez que se les pregunta algo al respecto se abre un poco mas la herida que ellos con amor y con esfuerzo están intentando sanar, o bien, ¿cuantas parejas en verdad no planean tener hijos nunca?. Por eso lo mejor es respetar la intimidad, las decisiones y los tiempos de cada pareja. Créanme, el deseo de tener hijos y la llegada de estos, es una noticia que no se puede ocultar por mucho tiempo y seguramente cuando una pareja la vive, al poco tiempo correrá a compartirla con los demás a su alrededor. Entendamos pues, que una vez que las parejas han decidido ser padres, su vida nunca volverá a ser la misma, vendrán nuevos sentimientos y emociones para ambos y todo supone un cambio radical para ellos; por lo tanto, familia y amigos, dennos oportunidad de trabajar desde antes en fortalecer el equipo para evitar que cuando pase surjan grietas que debiliten nuestra relación. Nuestros hijos, como yo lo veo, merecen el mejor recibimiento y un hogar sano. Tomaremos la decisión cuando estemos seguros y no cuando nos la impongan, mientras tanto gocen con nosotros de cada etapa de nuestra relación, que podamos y queramos compartir con ustedes. Peor que la presión de la maternidad y la paternidad, es la presión que se origina por el cuestionamiento social sobre ellas.

Por último, comentar que escribo esto desde mi corazón pero sin dejar de reconocer con todo el amor, respeto y admiración a mis amigos padres y sobretodo a mis amigas madres, pues nunca las he visto mas felices y completas luego de serlo, espero, si me sucede algún día, llegar a ser tan buena como lo son ustedes en ese papel.

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