El cubo de basura

Existen personas que nos roban la paz y la energía positiva. ¿Les ha pasado que conviven con gente que lejos de aportarles cosas buenas sucede todo lo contrario?

Estoy en un punto de mi vida, que conforme más vieja me vuelvo menos amigos conservo, ya les he hablado mucho de ello. En principio esto me asustaba un poco, pero después me di cuenta que es bueno ser selectivo con las personas que nos rodean y forman parte de nuestras vidas. Supongo que esto nos sucede a muchos sino es que a todos. Mientras crecemos y nos volvemos cada vez más adultos, atiborrados de responsabilidades y/o preocupaciones y con cada vez menos espacios de paz y esparcimiento, lo que menos queremos son personas que nos contagien su mala vibra, por tanto nuestro círculo de amistades y familiar se va haciendo cada vez más pequeño.

Reflexionaba sobre esto porque es normal toparnos con personas negativas en cualquier lugar. A veces en el trabajo, en ocasiones entre nuestro grupo de amigos o gente cercana, incluso en la familia. Es fácil identificarlos, son personas que generalmente se perciben enojadas o resentidas, tienen un montón de quejas sobre cualquier cosa y sugerencias de como deberían ser, viven en constante amargura, generalmente nada les parece, todo es susceptible a sus críticas y muchas veces estas se transforman en ofensas, crean conflictos en donde no los hay, fatalizan los sucesos de diario y normalmente culpan a los demás de sus problemas para evadir sus propias responsabilidades. Esas personas nos roban nuestra energía y nos desequilibran en el día a día. Son como parásitos, hablando de simbiosis.

Es verdaderamente agobiante la convivencia con estas personas porque se vuelve una relación en donde no hay empatía de su parte, sino que solo buscan su propio beneficio a costa tuya, además se desarrolla cierta tendencia a ceder ante sus exigencias o requerimientos solo para evitar conflictos. Sin embargo; sería injusto juzgarlas solo por lo que vemos a simple vista. Pienso que seguramente estas personas atraviesan situaciones personales muy difíciles o problemas que derivan en estos comportamientos y que en realidad los invade una profunda tristeza o inconformidad con lo que viven y son. Es muy humano y caritativo tratar de entenderlas y apoyarlas, pero hay que aprender a diferenciar los límites y reconocer que tampoco merecemos ser su pozo sin fondo, al que pueden estar lanzando piedrita tras piedrita a ver cuando se llena. 

Sucede que generalmente estas personas no se dan cuenta del daño que nos hacen. Normalmente nos atribuyen los distanciamientos que tenemos hacia ellas y nos tachan de malos amigos. Es difícil encontrar la manera de hacerles ver lo que está sucediendo y por lo mismo solemos ceder ante ellas y sus requerimientos. Cuando se vuelve demasiado cansado, mi recomendación es simplemente vivir y dejar vivir. En ocasiones hacemos de héroes tratando de salvar a las personas, muchas veces de sí mismas. Está bien siempre y cuando no se torne contra nosotros. Cuando el intento se vuelve eterno creo que es sano decir "hasta aquí". Hay gente que no quiere ser salvada y debemos aceptar eso. Finalmente cada quien es responsable de su felicidad y su bienestar, como ya también lo he dicho.

Por todo eso, no te sientas culpable. Esta bien alejarte de la gente que no te hace bien sino al contrario te causa un daño o te hace sentir enferma(o). Y como dijo Dalai Lama... "Si alguien busca un cubo para echar su basura, procura que no sea en tu mente". No dejes que las energías negativas de los demás se apoderen de tu mente y de tu alma y verás como esto deja de robarte tu tranquilidad. ¡La vida es demasiado corta como para pasársela mal!


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