¡Te amo papá!

Ayer festejamos el día del padre en familia. Organizamos una carne asada y la pasamos genial. La verdad es que disfruto mucho las convivencias con mis abuelos, mis papás, mi esposo, mis tíos y mis primos...

Pero bueno, hoy quiero dedicar esta entrada a mi papá... Empezaré por contarles que mi papá es una de las estrellas mas grandes que iluminan mi vida. De él aprendí muchas cosas, no por nada dicen que nos parecemos tanto. Cuando yo era niña me consintió hasta el cansancio, casi siempre me cumplió todos mis caprichos, pero siempre sin dejar de lado mi educación y el enseñarme los valores que considera más importantes. 

Lo que más disfruté de mi infancia junto a mi papa fueron las incontables veces que fuimos de día de campo con mis primos y aquellas en que me llevaba a nadar casi todos los fines de semana.

De las cosas más significativas que ha hecho por mi, me vienen a la mente varias. Una de ellas fue su presencia en todas mis clases públicas durante la primaria. para mí era un evento académico muy especial porque desde siempre me ha encantado hablar en público, aún cuando me pongo nerviosa. Mi mamá me ayudaba con la preparación de todos mis materiales y a memorizar lo que iba a exponer pero mi papa era quien asistía al evento. Siempre que exponía mi tema, lo veía sentado entre los demás papás sonriendo orgulloso. También mi papá era quien mayormente atendía mis entregas de calificaciones. La mera verdad es que eso me daba un gran alivio, ya que a diferencia de mamá, mi papá pocas veces me regañaba cuando sacaba malas calificaciones. Solamente me decía muy serio que tenía que comentarlo con mi mamá y que esperara el regaño de ella ¡ja ja!

Otra cosa que me enseñó mi papá fue a andar en bici. Al principio anduve en una de esas bicis con rueditas entrenadoras y luego un día se las quitó y me echó a andar sin ellas corriendo a un lado mío, yo no me podía creer que lo hubiera logrado, ¡pero lo hicimos! Al poco tiempo también me regalo mis primeros patines de una sola línea de ruedas. Ya para entonces me sentía una niña grande. También con él aprendí a andar en camión por la ciudad. Durante muchos años fue nuestro medio de transporte de la escuela a la casa, incluso le tomé cariño. Todavía hoy mi papá prefiere moverse en este que en su coche. 

De él también aprendí a no ser una persona rencorosa. En su momento no entendía como alguien que recién me había regañado con tanta determinación, al segundo me abrazaba y me decía que me quería mucho. Pero entonces ¡lo entendí todo!, cuando me convertí en adulta me di cuenta que cuando así lo hacía le dolía más a el que a mi ser duro conmigo, pero era necesario porque yo necesitaba aprender... y que además no vale la pena guardar sentimientos negativos hacia las personas que quieres porque eso te quita tiempo de calidad con ellos.

Mi papá no es un hombre perfecto, pero si en algo nunca ha fallado es en estar siempre ahí para mi, sobretodo cuando más necesito una mano amiga. Cada vez que tengo un problema mi papá es la primer persona que me viene a la mente, ya que no importa lo que este haciendo él lo deja por ir a ayudarme. No es que mi papá tenga todas las respuestas, pero seguro hace hasta lo imposible por ayudarme a encontrar juntos una solución. 


Mi papá tiene un súper poder que ni el mismo se conoce, es capaz de desarmarme en cuestión de segundos. Será que somos tan parecidos en carácter que no puedo esconderle mis emociones. Cuando tengo un problema, generalmente llego mostrándome fuerte, pero con un solo cruce de miradas él logra que me suelte llorando como niña chiquita y se lo cuente. Papá... tal vez no te lo he dicho tanto como lo mereces o lo necesitas, pero te amo y te doy gracias por todo, lo bueno e incluso lo malo, porque de lo primero me has hecho sentirme orgullosa y de lo segundo me has hecho aprender. Gracias a todas tus enseñanzas y consejos, hoy la mujer que soy y espero haber logrado que tú te sientas orgulloso.

Comentarios

Entradas populares de este blog

No tomes decisiones enojado ni hagas promesas feliz.

Ojos que no ven...¿corazón que no siente?

Cabello de plata y corazón de oro