Recta final de mi embarazo y... ¿qué papel juega papa en todo esto?



He llegado a la recta final de mi embarazo. Mi tercer trimestre ha sido el mas difícil y cansado hasta ahora, y aunque todos los libros, podcasts y mujeres conocidas que ya son madres lo vaticinaban y repetían en cada oportunidad, vivirlo en carne propia a veces puede ser abrumador.

El embarazo por si mismo es una etapa de mucho crecimiento para toda mujer que lo experimenta. Y ¡sí!, claro que es una etapa maravillosa porque se presenta mucho autodescubrimiento y se despiertan emociones nunca antes conocidas, pero también es físicamente agotadora para muchas futuras mamás y casi nadie se atreve a decirlo en voz alta o hablarte de ello. 

A lo largo de todos estos meses, he ido descubriendo lo asombroso que es el cuerpo de la mujer y la increíble capacidad que tenemos en el para albergar y cuidar otra vida en formación durante 9 meses. Yo puedo hablar desde mi experiencia personal y decir que mayormente he sido muy afortunada, pues de principio no tuve molestia alguna ni pase por los tan famosos achaques que a muchas aquejan el primer trimestre. Durante el segundo trimestre solo puedo hablar maravillas y afirmar que lo pase de lo lindo, aunque mi panza comenzó a crecer y notarse muy pronto y provocarme dolores de espalda anticipados. Pero ahora, en el tercer trimestre, las cosas han cambiado y es cuando mas molestias he tenido y ¡sí! ahora si me atrevo a decir que algunos días las sufro, porque aunque no son muchas, los dolores de espalda y de las costillas, la dificultad para dormir a diario y descansar, levantarme y empezar mi día con un dolor de cabeza constante, sentir bochornos interminables todo el tiempo y los movimientos tan frecuentes, algunos de ellos incluso bruscos, de mi bebe y que derivan en una acidez que de principio ni siquiera identificaba como tal, ya afectan mi día a día haciendo que en ocasiones me sienta mucho muy cansada, aunado al hecho de que los nervios de convertirme en mamá en unas cuantas semanas, comienzan a hacer su aparición. Desde luego que todo esto se compensa con la increíble ilusión que me hace ser mamá, pero no deja de ser difícil en momentos.

Por otro lado, formo parte del grupo de futuras mamás que vivimos nuestro embarazo en medio de la pandemia de Covid 19 y mayormente atrapadas en cuarentena. Y si bien ésta última se ha transformado desde su inicio hasta el día de hoy, muchos sentimientos y emociones han sido experimentadas y continúan cambiando, lo que ha significado el reto de intentar verle el lado positivo a todo esto y darle un enfoque lo más práctico posible. Muchas personas se imaginan que el home office equivale a estar en casa descansando, pero al menos en mi caso particular, continúo laborando mis 8 horas al día, de lunes a viernes, vía remota y alternando con las tareas del hogar, que se traducen en mi "trabajo" de tiempo completo como ama de casa, por lo que ¡sí!, sin duda, para esta semana 31 de mi embarazo, ya me siento exhausta.

Y, ¿qué decir del reto de mantener una buena relación de pareja durante la etapa de embarazo? y además, en mi caso, encerrados por cuarentena 24/7 en la misma casa. Con las hormonas a tope, sobrellevarla ha sido también un reto. Un embarazo y la próxima llegada de una hija o un hijo, representan un gran cambio para dos personas que estaban acostumbradas a un estilo de vida distinto y al mismo tiempo eran muy independientes.  Sin duda surgen muchas reflexiones, discusiones, dudas, retos y planes al respecto. Creo que en general, la dinámica entre mi esposo y yo ha sido buena durante estos meses, pero definitivamente y tal vez muchas mujeres embarazadas se sientan identificadas, personalmente hay días que siento que el apoyo brindado no es el esperado o el más deseado de mi parte y considero que hay mucha mas ayuda y empatía que pudiera estar recibiendo del futuro padre de mi hija. Intento no juzgarlo y tomarlo muy personal, primeramente porque lo amo y en seguida porque, aunque a veces es frustrante, entiendo que la experiencia es muy distinta para el, siendo hombre, que para mi. Mujeres, no va a faltar el comentario de que en una relación heterosexual "eso es normal pues al hombre no le cae el 20 hasta que tiene al o la bebe en frente o en brazos”, pero... ¿de verdad eso tendría que hacerme sentir mejor y aceptarlo? ¿Acaso es una justificación correcta?

Me queda claro que para hombres y mujeres a punto de convertirse en padres y madres la experiencia de cada uno es muy diferente, de inicio porque como mujer, el cambio y los sacrificios se presentan desde el primer día que inicia el embarazo, a nivel físico y desde adentro, nosotras cada día, cada semana y cada mes experimentamos algo nuevo y por tanto nuestra maternidad inicia propiamente desde el momento de la concepción y no hasta que nos vemos la panza enorme o con el o la bebe en brazos, pero en mi opinión personal, el hombre tendría que ser capaz de reconocer, también desde el inicio, el gran esfuerzo que implica para su mujer, tanto físico como anímico, engendrar una nueva vida. Yo, personalmente, soy testigo de como el hombre no concibe o asimila cosas tan simples como el exceso de sueño, de cansancio, de hambre o el mal humor generado por el embarazo. Y es que si tan solo nuestra pareja se detuviera a pensarlo, caería en la cuenta de que nuestro cuerpo está trabajando las 24 horas en formar uno nuevo y ¡sí señores! todos nuestros órganos, con sus funciones, incluso nuestra sangre, se concentra en ello...

Por todo lo anterior, vale la pena que el hombre que es nuestra pareja y futuro padre de nuestros hijos, se interese en lo que estamos viviendo, experimentando y ¿porque no? en ocasiones sufriendo, ya que también lo incluye a el aunque sea de manera distinta. Pienso que nosotras las mujeres, estamos en una posición de poder exigir que se informen y participen al respecto, tenemos derecho a esperar que sean pacientes y empáticos, que traten de entendernos y que en medida de lo posible puedan incluso hasta chiquearnos. El embarazo y la crianza de los hijos, son etapas donde los necesitamos más que nunca como apoyo y soporte.

Para terminar, quiero compartir con ustedes lo que un hombre, conocido mío, en confianza un día, no hace mucho, me dijo, y fue: - Nunca había admirado tanto a mi mujer, como cuando estuve con ella en el parto de mi primer hija y la vi dar a luz-. Verán, me parecieron palabras muy dulces y ciertas en el momento y sigo pensando en ¡que bueno!, cualquier momento es indicado e ideal para reconocer a una mujer en lo que sea, pero hoy, más que nunca, creo que tanto él, como mi esposo y todos los demás hombres a punto de convertirse en papás y ¿porque no?, también aquellas mujeres que comparten maternidad con otras mujeres, deberían admirarnos y apoyarnos desde antes de la llegada del o la bebe, es decir, durante el embarazo. Créanme, la espera física y emocional de nuestros hijos e hijas, es un gran trabajo e implica mucho esfuerzo que a veces no se nota o puede parecer irrelevante, pero no lo es y una muestra de afecto, de cariño y de apoyo de su parte, siempre será para nosotras una enorme diferencia entre tener un día malo y uno bueno, entre sentirnos felices o tristes, entre sentirnos acompañadas y apoyadas o solas e incomprendidas. 

Y bueno, para concluir, reitero lo mágico que es todo esto que se descubre y vive en un embarazo, a veces de verdad cuesta trabajo creer lo magnífico de nuestro cuerpo humano, Y aún cuando al día de hoy ya no me veo ni los pies desde arriba y es imposible agacharme, entre otras muchas cosas difíciles o raras que se experimentan en esta etapa, no cambiaría ni por un segundo la experiencia tan maravillosa que estoy viviendo. Si tuviera que decirle algo a mi hija, le diría que, llevarla en mi interior y sentirla crecer estos meses dentro de mi, ha sido todo un viaje y lo he disfrutado mucho a pesar de los malestares que pueda o no estar experimentando a momentos, porque su compañía y el simple hecho de poder sentirla moverse, hace que valga la pena cada instante irrepetible que estamos viviendo juntas. En tan poco tiempo ya me ha enseñado tanto que no puedo esperar a tenerla en mis brazos y seguir aprendiendo a ser mamá. Ella todavía no lo sabe, pero llego a mi vida a hacerla mucho más especial y feliz...

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