La vida más allá de los conteos en días o años


¿Cuántas historias no hemos escuchado sobre la muerte repentina de pequeñas o pequeños o de batallas que están lidiando contra enfermedades graves, muchas veces nuevas o desconocidas?, que nos desconciertan y conmueven porque no entendemos porque a alguien tan joven puede pasarle algo así.

Midiendo la edad en días o años, impacta mucho que una niña o niño de apenas uno o dos añitos muera repentinamente, se siente como algo muy antinatural, pero creo que como vivimos la vida y la huella que dejamos en este mundo y en las personas con las que coincidimos en el, va mucho más allá de las medidas de tiempo y de los conteos en días o años de vida. Yo misma perdí a una hermana muy joven y en muchos momentos creí que su muerte fue muy injusta porque aun le faltaba mucho por vivir, sin embargo, conforme mi duelo avanzó y la aceptación fue haciéndose lugar en mi corazón y en mi vida,  me di cuenta que la cantidad de años que vivió con nosotros, realmente no aminoran todo lo vivido y aprendido juntas, no son lo que define su vida como buena o mala, ni tampoco influyeron en cuanto nos amamos y lo felices que fuimos juntas. Hoy creo que los años que mi hermana estuvo aquí en la Tierra fueron precisos y exactos para que ella dejará su huella, y luego de su muerte, un día como cualquier otro, simplemente me di cuenta que mi hermana no necesitaba más tiempo para cambiar mi vida ni la de mis padres, ni tampoco para lograr algo "especial", lo mas espectacular que podía hacer lo hizo, vivió amada y amando, su simple llegada le dio color a mi vida y ese color permanece aun cuando ella físicamente ya se ha ido, lo que vivimos juntas no desapareció con su muerte y mi amor por ella no ha hecho mas que multiplicarse y crecer.

Pero sí, aun con ello, no desestimo el dolor tan grande que surge cuando perdemos a alguien, mucho menos imagino que debe sentirse al ver a tu hija o hijo enfermo o al perderle a la edad que sea, yo misma fui testigo de como la muerte de mi hermana cambió la vida de mis padres y muchas veces me he preguntado ¿Cómo sobrevives la muerte de un hijo o de una hija? pero hasta ahora no tengo la respuesta. Nada te prepara para perder a los que mas amas, no existen fórmulas mágicas que desaparezcan la pena y el dolor, pero Anthony de Mello, sacerdote y psicoterapeuta a quien le tengo gran admiración, dijo "Lo único que controlas es lo que está entre tus dos orejas" y creo que tiene mucha razón, nadie puede quitarte lo que pones en tu mente, y por supuesto que el corazón cuando pierde algo o alguien amado duele, por ello hay que trabajar mucho para lograr darle mayor peso al amor que a la muerte o a la pérdida.

Aceptar una pérdida toma tiempo, a veces más del que cualquiera deseamos, y hacerlo no significa que dejará de doler o que vamos a dejar de extrañar a quien se fue, sino solamente que lograste conciliar lo que sucedió con lo que te hubiera gustado que sucediera, y en lugar de preguntarte porque sucedió así, te preguntarás qué puedo hacer yo con lo sucedido.

Sobre la pérdida hay tanto que sentir y pensar, tantos miedos personales que enfrentar y vencer. Creo que uno de los miedos más generalizados surge cuando nos cuestionamos sobre cómo ésta va a influir en nuestro futuro o el de nuestra familia y esto se vuelve muy peligroso porque cuando te crees fielmente que nada de lo que hagas puede aliviar tu sufrimiento o mejorar tu vida, te encarcelas a ti mismo y dejas de tomar la iniciativa en la búsqueda de estar mejor.

Yo no he perdido una hija, pero si perdí una hermana y lo único que puedo afirmar desde mi experiencia es que el amor es mas fuerte que todos los miedos y que no es el tiempo quien cura la herida, sino lo que tu haces en ese tiempo para sentirte mejor. Personalmente, escribir sobre mi historia y compartirla con los demás, me ha liberado en lugar de atraparme más.

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