¡E m p o d é r a t e - M u j e r !

El machismo sigue imperando en nuestro país. Sigue estando presente en las relaciones familiares, sentimentales y laborales de muchas mujeres. Se trata de actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias destinadas a menospreciar a la mujer. Aún con ello las mujeres hemos ido logrando abrirnos paso en nuestra sociedad y alcanzar lugares y roles que antes ni por asombro nos imaginábamos, pero aún queda mucho camino por recorrer.


Personalmente, en mi casa nunca se nos dio un trato machista. Es verdad, que sobretodo la gente de generaciones pasadas fueron educadas para seguir una ideología machista, pero en mi caso particular, mis padres nos educaron a mi hermana y a mi para que libremente decidiéramos sobre que actividades desarrollar y nos inculcaron que una mujer no vale más por el solo hecho de ser madre ni de dedicarse exclusivamente a su casa, ni tampoco vale mas si renuncia a todo lo anterior y se dedica únicamente a alcanzar el éxito profesional. Sino que cada mujer es valiosa en sí por sí misma, por lo que libremente decida hacer y se proponga ser la mejor en ello. Mi mamá trabaja desde los 12 años y mi papá sabe planchar mejor que mi mamá. Ambos saben cocinar y ambos lo hacen delicioso. Mi mamá ha manejado sola hasta Vallarta y mi papá siempre hizo las tareas escolares conmigo... Todos estos son ejemplos de que en mi familia mi papá y mi mamá siempre han hecho de todo. Esto me permitió afrontar la posibilidad de hacer cosas que antes se consideraban exclusivas para los hombres y de pedirle a mi esposo que me ayude con tareas que antes se consideraban exclusivas para mujeres.

Me he topado a lo largo de los últimos años, con actitudes machistas no solo de hombres sino peor aún de algunas mujeres. Así es, formamos parte de una sociedad donde a muchos hombres y mujeres se les educa para creer que el hombre es por naturaleza superior a la mujer. Entre mis amistades no puedo evitar darme cuenta, que en muchos casos el hombre sigue dominando a la mujer... "su mujer", por el simple hecho de ser hombre, pero me saca más de onda ver que a veces son propiamente estas mujeres quienes lo normalizan, porque creen firmemente que "así debe de ser...". 

Sobre este punto, ¿cuantas veces no nos hemos topado con mujeres que critican a otras mujeres por ser liberales y/o empoderadas? Mujeres que no bajan de "libertinas" "zorras", incluso "machorras", a aquellas que consiguen lo que quieren. 

En mis relaciones de pareja, he tenido éxito en encontrar hombres que mayormente no suelen ser machistas. Digo éxito y no suerte porque la verdad es que así lo he propiciado yo. No solo me he topado con hombres buenos sino que también me considero una buena persona y una buena mujer e inteligente que ha sabido elegir bien. Mi hoy esposo, es un hombre que tiene una capacidad maravillosa para reconocer la grandeza de las mujeres, incluida yo. En sus lugares de trabajo, varios de los puestos importantes son ocupados por mujeres que con toda honestidad les digo, ¡son unas chingonas!. Cuando le pregunto que es lo que mas le gusta de mi, siempre me responde que le gusta que soy muy trabajadora... jajaja. En algún momento también decidí que necesitaba un respiro de mi anterior trabajo y me apoyó por completo con esta decisión. Como verán su mayor preocupación en realidad es verme feliz y realizada con lo que sea que yo decidiera hacer.

Ahora bien, es importante recordar, que esta educación machista no solo se puede aprender en casa, sino también en la escuela y en los productores sociales que consumimos a través de la radio, la televisión y el Internet. Muchos de los programas y canciones que vemos y escuchamos a diario denigran de una manera ridícula a las mujeres y no nos damos cuenta.

En cuanto a la perspectiva de género, ésta se refiere jurídicamente hablando a la metodología y los mecanismos que permiten identificar, cuestionar y valorar la discriminación, desigualdad y exclusión de las mujeres. Actualmente me desempeño en una empresa nacional que promueve mucho la inclusión de género. Nos envían toda clase de información y nos alientan continuamente a tomar las oportunidades. Pero la realidad es que en la práctica se hacen otras cosas. En mi empresa, la mayor parte de los puestos de mando los ocupan hombres que además son libremente designados por quienes tienen esta atribución. Esto significa que las decisiones que nos afectan a toda la empresa recaen mayormente en ellos. Actualmente afronto una situación muy particular en mi área, donde no se me toma en cuenta para muchos asuntos de los "importantes". Me excluyen de reuniones, se reservan información, no toman en cuenta mi opinión y me delegan trabajos de menor importancia. He procurado analizar a que se debe esta situación y me parece que todo lo anterior se basa en una creencia absurda de debilidad de mi persona, como mujer. Incluso me han hecho comentarios como "este asunto se lo vamos a delegar a... porque tiene mas callo, se ocupa mas rudeza y determinación." Como si ser mujer o ser pequeña de estatura y tener una cara bonita fuera una limitante para confrontar a las personas (hombres y/o mujeres) en asuntos delicados. No he normalizado esta situación, me tiene lo suficientemente incómoda como para considerar mandarlos a la fregada un buen día. Pero me detengo porque se que puedo luchar más por hacerme un lugar y ser reconocida como igual o incluso mejor que muchos de mis compañeros hombres. Esto lo comparto porque imagino que muchas mujeres nos encontramos en situaciones semejantes en nuestros trabajos, donde no depositan su confianza en nosotras porque erróneamente nos consideran menos capaces. Es frustrante, pero lo peor es cuando empezamos a creérnoslo y actuamos conforme a ello.

Hoy en día hay muchas políticas públicas, programas e información sobre la inclusión de género en todas las áreas,pero falta mucho más por hacer, sobretodo de nosotras mismas las mujeres. Cuando logremos identificar y medir cómo el machismo está presente en nuestro día a día en cada una de nuestras actividades y rutinas, entonces nacerá un próposito de eliminarlo y realizar los cambios que permitan acabar violencia física y emocional hacia el género femenino y una falsa superioridad del género masculino.

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