La ambivalencia de las redes sociales


¿Cuántas veces al día exhibimos nuestra intimidad en nuestras redes sociales y nos exponemos a peligros o en el mejor de los casos a críticas crueles o juicios equivocados de nuestra persona y nuestra vida por parte de otros? ¡Muchas! ¿cierto?

Creo que el terror más grande en el uso y manejo de las redes sociales es que lo que mostramos a los demás a través de ellas se nos salga de control. Ya sea que llegamos a un punto donde no respetamos nuestra propia intimidad o alguien más nos exhibe sin nuestro consentimiento.

Vivir para mostrar hoy en día se ha vuelto incluso un trabajo, irónicamente uno muy bien remunerado; los niños de ahora quieren convertirse en bloggers e influencers cuanto sean grandes y es que cuando vemos a las personalidades de redes como Facebook e Instagram compartir con nosotros su vida llena de lo que aparentemente son lujos y facilidades, resulta bastante atractivo a la primera, solo que en realidad puede no ser así.

Además de la falta de privacidad, el acceso que damos a nuestras redes sociales y nuestra intimidad nos pone en serios peligros. Ahora muchas personas que se dedican a la delincuencia organizada aprovechan estas ventanas que abrimos para obtener nuestra información y poder hacer mal uso de ella o acercarse a nosotros para lastimarnos. También es sabido que hay casos de grandes compañías que se dedican a comprar datos personales de manera ilícita. En general, damos oportunidad de lastimarnos a muchas personas mal intencionadas.

Discutiendo con algunas amistades, comentábamos sobre la facilidad con que algunas personas se toman la libertad de compartir anónimamente tus contenidos y opinar o comentar sobre ellos. Al respecto, yo abogaba por la prudencia que cada uno de nosotros debemos tener en el manejo de nuestras plataformas de manera personal. Cuidar nuestros contenidos, ser muy selectivos con los contactos o personas que aceptamos en nuestras redes sociales, no permitir el acceso a nuestra información de cualquiera, pensarlo dos veces antes de subir cualquier video o fotografía de nosotros, nuestros hijos, nuestras mascotas, nuestra casa, nuestros amigos y más... Muchas veces la búsqueda de popularidad nos ciega y nos resulta demasiado fácil subir imágenes y datos. También procuremos evitar ser exhibidos por alguien más, como por ejemplo en situaciones comprometedoras en lugares públicos. Hacer pactos con nuestras amistades de cuidarnos las espaldas unos a otros y evitar documentar todo lo que hacemos en nuestras convivencias. 

por otro lado, de manera personal una de las cosas que me preocupan es la cantidad de tiempo que yo dedico y supongo que muchos también lo hacen a navegar por nuestras redes sociales, sin necesariamente compartir contenidos. Hoy en día este es el medio mas eficaz, rápido y económico para difundir información o hasta servicios laborales, entre otros, pero de verdad ¿es necesario destinar tantas horas de nuestro día al mero chisme para saber de los demás y lo que hacen o a dejarle saber a los demás de nosotros y lo que hacemos? Se que yo misma me estoy mordiendo la lengua, por eso escribo esta entrada, porque estoy aceptando, a nivel personal, que he desarrollado un adicción a las redes sociales, sobre todo a Twitter y es por ello que debo trabajar en reducir el tiempo y la energía que les estoy entregando.

Cuando hablo de la ambivalencia de las redes sociales, es porque no todo en ellas es es malo o negativo, también soy consciente del otro lado de la moneda. El uso responsable que hagamos de las mismas puede salvarnos. También muchas personas han logrado llevar sus mensajes positivos a otros a través de estas. No todo está perdido, pero es fundamental que nos eduquemos y eduquemos a los nuestros para el uso adecuado de las redes sociales. Ya sea como herramienta personal, profesional, laboral, artística, filantrópica, etc. procuremos generar contenidos sanos, responsables y adecuados para todos y no olvides por favor, en un afán de concientizar a mas personas, de compartir o difundir este mensaje.



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