¿Cómo enfrentar la pérdida por una muerte?

Antes de comenzar, vale la pena aclarar que todo lo aquí vertido, son concepciones meramente personales, basadas únicamente en mi propia experiencia con relación a la muerte y que las mismas no son definitivas, ni todas las personas que experimentan una pérdida necesariamente atraviesan el todo o parte de ellas. Cada experiencia, cada opinión y cada duelo son diferentes, pero lo que sí es universal para todos, es que poco o mucho, en algún momento de nuestras vidas hemos de enfrentar  la muerte y pérdida de algún ser querido.

Continuando, creo que es importante que partamos de cuestionarnos a nosotros mismos, ¿qué concepción tenemos cada uno de nosotros sobre la muerte? ¿Te produce miedo la idea de morir o de ver morir a alguien que amas? Es perfectamente normal y se debe a que poco se nos enseña durante nuestra vida, que la muerte es parte fundamentalísima e inevitable de la misma.

Cuando alguien que amas muere, el dolor es inevitable, pero también considera que el dolor es un sentimiento que logra transformarnos a todos y si tu así lo eliges, te hace crecer en maneras que ni siquiera te puedes imaginar. No es hasta que perdemos a alguien que realmente amamos, que aprendemos a vivir con mucha mayor intensidad nuestra vida y apreciar los momentos y las personas que forman parte de la misma y la enriquecen. 

Antes de que mi abuela paterna y mi hermana murieran en mayo del 2012, yo ni siquiera tenía una idea cercana y clara de la muerte. Nuestra cultura y nuestras doctrinas religiosas son limitativas en cuanto a la misma y cuando la vives y la tienes que enfrentar, fuera del folclor y las acepciones, te das cuenta de que aunque es natural, es impactante. Te desconcierta. Tal vez si desde niños, los adultos se permitieran hablarnos más sobre ella, habría una mayor apertura hacia la muerte. Pero como no es así, cuando se nos presenta nos cuesta mucho entenderla, se contrapone a todo lo que nos habían enseñado sobre ella. Los primeros días y los primeros meses transcurridos luego de que muere alguien amado, los sentimientos relacionados con su pérdida son inexplicables. De un momento a otro, cuando alguien muere, sobretodo cuando es de forma inesperada, tu situación personal se transforma y todo es diferente. Cuesta mucho entender que está pasando. El dolor es mental, es físico y es emocional. Conforme el tiempo transcurre, se presentan muchos estados de animo, hasta que comienzas a adentrarte en una etapa de auto cuestionamiento y te preguntas ¿porque paso esto? ¿porque a mi?. Y te enojas y te frustras, muchas veces incluso te sientes castigada o castigado, pero cuando más desanimado te encuentras, volteas a un lado y ves a tu familia, el resto de ella y caes en la cuenta de que ellos o ellas están viviendo lo mismo que tú, aunque experimentan sus procesos de manera individual porque los recursos de cada uno son personales y diferentes, pero alcanzar este nivel de conciencia te permite despertar del adormecimiento y te cae el veinte de que te necesitan y los necesitas, de que aunque perdiste a alguien muy importante, hay más gente a tu lado y también tienes que conectar con ellos. Aún así, no dejarán de presentarse días en que te vas a topar con la ausencia, misma que cada vez se vuelve mucho más real, pero que por ello necesitas darle un sentido a tu pérdida. Habrá un montón de preguntas que no tendrán respuestas, pero hay un par que sí y que necesitas hacerte en el tiempo que tu personalmente consideres adecuado: ¿Le has encontrado un sentido a tu pérdida? ¿Le has encontrado un sentido profundo a la muerte?

Por último, cuando tu experiencia se sienta demasiado abrumadora y quieras ver más allá del dolor de tu pérdida, intenta conectar con tu poder superior, tu fuente creadora, en mi caso particular mi Dios amado, algo más grande que nosotros y que nos ha creado a todos, algo a donde hemos de volver. Acepta que nuestra capacidad humana no consiste en entender los designios de un dios y desarrolla la capacidad de vivir tu dolor sin quejarte de el, sino que dale un propósito, como dije al inicio, ¡transfórmalo!. Sin importar como paso, ni cuanto tiempo ha transcurrido desde tu pérdida, intenta creerte que las cosas pueden ser diferentes si tu les das otro sentido. Termino compartiéndote que para mi, el tiempo que estuvo mi hermana con nosotros, el tiempo que ella estuvo conmigo, fue mi maestra. Fue ella, con su llegada, la primera persona que me enseño a amar de manera incondicional y eso, en verdad, eso es lo mejor que me ha quedado de ella y sigue aquí. Su muerte vino a enseñarnos muchas cosas a mí y a mi familia, enmendamos algunos errores del pasado, sanamos varias relaciones y todos nos unimos más. 





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