#undíasinnosotras


Creer que el paro nacional a favor de #undiasinnosotras se trata de izquierdas o derechas, equivale a entender nada.

Algunas personas, mayormente ignorantes de la causa y sin empatía, intentan demeritar y restar importancia al movimiento feminista en México, jactándose o juzgándonos de feministas radicales, bajo el calificativo de nazis, a las mujeres que formamos parte del mismo y que gritamos y exigimos enojadas ¡NI UNA MENOS!. Detrás de argumentos poco sólidos e inconscientes como: “las marchas y cambiar tu foto de perfil no sirve de nada”, “el cambio empieza por una misma”, “sororidad es no criticarse entre mujeres” “la violencia en el país es general, no solo en contra de las mujeres”, “las mujeres deberían marchar y luchar por los derechos de todos, sin división de género”, “a los hombres también nos violentan y nos matan”, “los hombres también sufrimos acoso”, “mi marido, mi papá, mi hermano y/o mis hijos no son machistas ni son violentos, por tanto no comparto sus ideas”, “pinches viejas revoltosas sin que hacer”, “rayar y destruir monumentos no sirve de nada”, “esas mujeres no tienen educación, son unas salvajes”, “las marchas deberían ser pacíficas”, “suspender actividades el 9 de marzo no sirve de nada”… solo por dar algunos ejemplos, se esconden muchos miedos y complejos.

Empecemos por aclarar que el nazismo implica un rechazo ideológico por la democracia liberal y el sistema parlamentario, implica además antisemitismo, racismo científico y eugenesia. Bajo este concepto, ¿cómo nos relacionamos las mujeres feministas y que nos manifestamos en pro de los derechos humanos de todas las mujeres y niñas con las nazis? ¿Verdad que el calificativo es absurdo y por demás estúpido de parte de quien lo utiliza para dirigirse a nosotras?

Continuando, si bien comparto la idea de que entre mujeres no deberíamos destruirnos ni pisotearnos, la sororidad es un neologismo empleado para hacer mención a la solidaridad que existe entre mujeres respecto a cuestiones sociales de género, especialmente, en las sociedades patriarcales. En el tema que nos ocupa, el grave problema que estamos tratando de combatir aquí, es la violencia y los asesinatos por parte de muchos hombres en contra de muchas mujeres, estrictamente por razones de género. Para hablar de los chismes que hacemos entre nosotras las mujeres podemos dedicar otras formas y otros medios.  

Ahora bien, sobre la falsa creencia de que las mujeres feministas estamos en contra de TODOS los hombres, sepan que nosotras no proclamamos ni difundimos la idea de que la vida de las mujeres es más importante que la de los hombres. Muchos de ustedes se ofuscan y se sienten amenazados por nuestra lucha ya que además de que escuchan la palabra hombre muchas veces en un contexto negativo, algunos también ven en riesgo su falsa hombría. El movimiento lo que menos persigue es restarles importancia o valor en nuestra sociedad, al contrario, intentamos sumarlos a nuestra lucha y atacar solo aquellos hombres y autoridades que SI son parte del problema. Una lucha que en este momento se centra en la VIDA Y DERECHOS DE LAS MUJERES Y NIÑAS MEXICANAS, violentadas y asesinadas a diario en nuestro país, estadísticamente de forma desproporcionada a comparación de los hombres, lo que lo convierte en delitos y crímenes cometidos por razones de odio hacia las mujeres, por el simple hecho de ser mujeres. 

Sabemos que también hay hombres maltratados, sabemos que también hay hombres violentados y sabemos que también hay hombres asesinados, pero nuestro movimiento se centra, por esta ocasión, en la cifra de FEMINICIDIOS en México que hoy nos tiene alerta, preocupadas y con miedo, de mínimo 10 casos registrados al día de mujeres y niñas asesinadas.

La discriminación, los acosos, los múltiples abusos en distintas formas, las violaciones, la tortura y los asesinatos en contra de nosotras, no son algo de nueva o reciente aparición. Siempre han existido, pero social y culturalmente muchas mujeres fueron educadas para quedarse calladas. En este contexto, algunas crecimos normalizando ciertas conductas hacia nosotras o por nosotras, que en realidad siempre han sido indebidas o equivocadas.

Para que se den una idea del origen del problema, en México desde tiempos inmemorables y desde muy pequeñas, a las niñas nos educan que, en la mayor parte de los hogares, manda el hombre y la mujer obedece. Que el hombre es el proveedor y la mujer es la encargada de las tareas del hogar. Que las mujeres somos débiles y que mayormente necesitamos de la protección de un hombre. En otro ámbito, desde pequeñas nos educan y nos advierten que debemos tomar ciertas precauciones por el simple hecho de ser mujeres, usar licra debajo de la falda del uniforme escolar, por ejemplo y cruzar las piernas siempre con cuidado para evitar enseñar demás, no solo porque podemos "tentar" a un hombre sino porque además se ha normalizado que, en nuestros ambientes, incluso familiares, estos se pasen de mirones, lo cual se traduce a que debemos tenerles miedo y comportarnos frente a ustedes con precaución. Desde pequeñas, los adultos que nos rodean, vuelven tabúes ciertos temas para nosotras las niñas y mientras que es bien visto que papa incursione a sus hijos hombres al mundo de la sexualidad e incluso, en algunos casos, de las perversiones, las mamas se avocan a enseñarnos a las niñas a ser recatadas y prudentes, bien portadas y calladitas. Ciertos temas, como la menstruación, por ejemplo, se vuelven por demás reservados y muchas niñas atraviesan esta etapa y la viven en total desconocimiento, como si fuera algo malo, como si ser mujeres a veces tuviera que sentirse incluso como castigo. Desde pequeñas nos advierten que no hay que andar solas por las calles y menos a ciertas horas que se vuelven inadecuadas, porque al hacerlo nos exponemos y si nos pasa algo, muchas veces nosotras somos las culpables. Desde pequeñas se nos inculca que ser bonitas y/o arreglarnos, que tener un cuerpo bonito y con curvas pronunciadas, es un arma de doble filo, que así como puede ser usado para obtener beneficios, si lo expones demasiado es un peligro, como mujer, aprender el deber de cuidar despertar o no el instinto sexual de un hombre…, como si los hombres fueran animales, incapaces de contener su propio instinto.

Y sí, es verdad que nuestra concepción sobre los hombres y mujeres empieza en casa, es verdad que también se trata de un problema cuya raíz está en la educación que recibimos desde niños. Si crecimos en un ambiente donde se violentaba con frecuencia y normalidad a las mujeres, no solo físicamente, sino también de manera verbal, claro que ahora nos resulta extraño que existan tantas mujeres exigiendo que las cosas sean diferentes.

La violencia no son solo golpes, hay un tipo de violencia que es todavía más peligrosa porque pasa desapercibida y esa es la violencia emocional. ¿A cuántas de nosotras nos han hecho sentir vulnerables o en deuda solo por el hecho de ser mujeres? ¿Cuántos de ustedes, hombres, se han sentido con algún derecho sobre nosotras, solo por el hecho de ser hombres?

A veces escucho a mujeres decir “mi papá nunca fue machista conmigo…” y, sin embargo,  como pareja de su madre, ese papá es o fue un hombre infiel o violento. Otras más dicen “mi marido nunca ha sido machista conmigo…” y, sin embargo, al llegar a su oficina y en el papel de jefe, no les brinda las mismas oportunidades laborales a sus empleadas que a sus empleados, porque duda de sus capacidades. Esto demuestra que todos los hombres y todas las mujeres desempeñamos diversos roles en los distintos ambientes en que participamos y que a lo mejor, en ocasiones, a veces hasta sin darnos cuenta, sí hemos formado parte del problema, desde lo más simple hasta los casos más complejos y violentos. 

Y no dudo que en verdad existan hombres que realmente nos ven como iguales y están dispuestos a sumarse a la causa y ayudarnos en la lucha, de hecho, a esos hombres los admiro y les agradezco; pero también es verdad, que desafortunadamente, hay suficientes hombres y casos registrados, más de los que cualquier mujer quisiéramos, que SI forman parte del problema por el que hoy nos manifestamos en contra.

Sobre si vale la pena o no unirse al paro nacional el día 09 de marzo, la importancia NO radica en el efecto que se pueda lograr en UN solo día. Sabemos que, aun haciéndolo en pro de nuestros propios derechos y en apoyo de nuestras hermanas mujeres, tristemente nosotras seguimos perdiendo, porque muchos no han de apoyarnos y en algunos casos, como el mío, perderemos un día de paga en nuestros trabajos. Tampoco se trata de solo darle en la madre al gobierno y a la productividad y ganancia económica del país, sino de hacer historia y dejar huella, volverlo un día representativo en la vida del país y de las mujeres que vivimos en México. De mostrarnos unidas y no acalladas, sino al contrario, que se note cada vez más que estamos cobrando fuerza y cada vez somos más las que nos unimos, que cada vez estamos menos dispuestas a soportar la violencia en contra nuestra y la impunidad de nuestras autoridades, que si queremos paramos a México y que cada vez más mujeres luchamos por el cambio en el país.

A las mujeres que no quieren formar parte, sepan que las que sí lo hacemos no nos sentimos ofendidas ni las despreciamos, entendemos que muchas de ustedes aún tienen miedo, o bien viven en desconocimiento, ya sea bien porque afortunadamente no han sido víctimas de esta violencia de género o porque desgraciadamente todavía no son conscientes, pero sepan que el día que lo necesiten, también ahí estaremos dando todo por ustedes y por sus familias. Las niñas y las mujeres NO SE TOCAN, NO SE VIOLAN Y NO SE MATAN.

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