¿Y quién piensa en la nueva mamá?

Convertirse en madre de la noche a la mañana, implica un cambio enorme en la vida de cualquier mujer. En esta entrada quiero hablar de algo que pocos conocen y que poco se habla y es lo difícil que puede llegar a ser el postparto, las adversidades y las nuevas responsabilidades que acompañan la llegada de un(a) recién nacido(a). Traer una vida al mundo, además de ser un verdadero milagro, es un trabajo duro y en ocasiones muy agotador, físicamente y desde el embarazo, tu cuerpo lo resiente, después al ser sometida a un parto o una cesárea para que ocurra el nacimiento y en adelante, por las muchas pruebas que se presentan en tu labor de madre y protectora, tarea que es para siempre. 


Mi niña vino al mundo mediante parto natural a finales de septiembre. Dolió mucho, como era de esperarse y fue de una manera en que nunca antes me había dolido tanto el cuerpo, pero finalmente logre dar a luz a mi hermosa niña. Dicen que por eso los hijos(as) se quieren tanto y tienen razón. Cuando el parto terminó, pensé para mis adentros que nunca más me volvería a enrollar en algo así por voluntad propia, pero también, como muchas mujeres que ya han sido madres te lo dicen, a los pocos días ese dolor se olvida y sustituye por la alegría inmensa de tener a tu hijo o hija cargado en tus brazos. 

Y después empezó el maratón de pruebas, llegan por montón día a día, mientras aprendes a ser madre. Y desde luego, con ellas llegan las culpas, esas que antes no conocías y ahora te aterran, de la mano de preguntas como: -¿lo estaré haciendo bien?- ó -¿y ahora qué hago?- porque la verdad es que nadie nacimos sabiendo ser padre o madre y desde el día uno te equivocas muchas veces, pero poco a poco entiendes que ¡no importa!, ya que no solo tu bebé acaba de llegar a un mundo nuevo, sino que tú también te estas estrenando en esto. Pero como mujer, no solo te enfrentas a las nuevas tareas que llegan como torbellino a tu vida, sino de nueva cuenta a cambios en tu cuerpo y a una pila de nuevas emociones que experimentas.

¿Y quién piensa en mamá y cómo se siente ella?, la respuesta es, pocas personas o casi nadie, y quien mayormente piensa en la nueva mamá es justamente su mamá, no solo porque ella ya paso por eso que esta viviendo, sino que, es a su lado la testigo más cercana de las nuevas experiencias, buenas y malas, de su hija, así como de sus sentimientos y de las frustraciones que experimenta en el cuidado de su bebe. Desgraciadamente, con la llegada de este(a) bebe, la mayoría de las personas se centran solo en este evento y por la emoción y sus ganas de conocerlo(a) o de estar con el o ella, dejan de lado las nuevas emociones que experimentan mamá y papá, olvidando que ellos, mayormente mamá, se están adaptando al cambio en sus vidas y rutinas y a sus nuevas responsabilidades, luchando a diario contra el cansancio por tantas desveladas y todo lo anterior, para mamá, ocurre a la par de sanear su cuerpo.

La presión familiar y social, en ocasiones, es mucha. Gente por todos lados con las mejores intenciones te pregunta insistentemente -¿Cuándo podemos ir a conocer al o la bebé?-, sin imaginar que muchas veces, sin animosidad de ser egoísta o grosera, no tienes ganas ni tiempo de recibir visitas pronto, por muchas razones, siendo las más obvias que tu bebé y tú se están conociendo y que apenas estas aprendiendo a lidiar con situaciones adversas como lo son sus crisis de llanto y la manera de calmarlo(a); a veces, aunque no quieras, te da miedo la crítica o los consejos que no solicitados; nadie imagina que, como mamá, también estas aprendiendo sobre la lactancia y puede que te sientas más cómoda en tu casa sin el apuro de tener que ausentarte, desvestirte o de ocultar o no tus pechos frente a otras personas para amamantar; o bien, cuando eres tu quien sales de casa, muchas veces va coincidir estar fuera con la hora de alimentarlo(a) y no siempre es algo fácil ni rápido, como para que te estén apurando o interrumpan la intimidad de ese momento tuyo con tu bebe, ¡peor aún!, que por las prisas o incomodidad, lo hagas tu misma.

Ahora mismo y por experiencia propia, puedo contarles que ni siquiera recién parida o en medio de una pandemia, algunas personas se han detenido a demandarnos a mi esposo y/o a mi, tiempo y espacio con nuestra bebe. Imaginen el estrés de recibir visitas o salir de casa teniendo que vigilar constantemente que se cumplan las medidas de cuidado para evitar un contagio de Covid 19, o cualquier otra cosa, a tu bebe. Personalmente, quisiera que todos fuéramos mas conscientes de esto, pero es complicado hacer entender a los demás cómo te sientes, sin que se sientan ofendidos(as) y por esa razón, incluso yo misma, he caído en varios descuidos. 

Creo que, equivocadamente, tenemos muy arraigadas viejas prácticas y costumbres en relación con la llegada de un(a) recién nacido(a), ya que así se hizo antes y algunas personas quieren seguir haciéndolo así ahora, pero esto no significa que sean adecuadas o necesariamente lo mejor. Antes las mamás y papás eran demasiado educados para manifestarse en contra y aún en estos tiempos, cuando las cosas y nosotros hemos cambiado o la situación lo requiere, es increíble que todavía nos las quieran imponer. Dejemos ya de hacer sentir obligados a los nuevos padres a hacer cosas o tener atenciones que solo les restan paz y tiempo de calidad con sus bebes. Papá y mamá tenemos derecho a ser un poco egoístas y celosos de nuestros espacios y del tiempo con nuestros(as) recién nacidos(as), por la sencilla razón de que estamos atravesando por varios procesos de adaptación que lo ameritan.

Además de todo lo anterior, con la mejor de las suertes, el bebé come y después duerme con tranquilidad, pero en otros casos, como en el mío, se pueden experimentar largos episodios de llanto después del ritual de alimentación. Hay mamás que tenemos que lidiar con el famoso "cólico del lactante" o con el reflujo y ¡sí!, se sufre mucho junto con el o la bebe, porque a veces sus crisis te superan y te impacientas, estás cansada y desvelada y aunque quieres atenderlo(a) y consolarlo(a), en el fondo solo piensas en la hora que tu también podrás dormirte y recuperarte del agotamiento. Aunado a ello, a veces, eres o serás testigo de miradas de impaciencia de las otras personas que no entienden porque no logras calmar a tu bebe y te sentirás frustrada. En este camino, muchas veces te encuentras con personas que piensan que pueden hacerlo mejor que tú "porque ya lo vivieron", "porque ya fueron padres" o porque se creen expertas en el tema y aunque en general, su intención es ayudarte, sus comentarios o intervenciones muchas veces te hacen o harán sentir herida, juzgada y desesperada, porque como mamá, quisieras ser tú quien tenga todas las respuestas y soluciones. Esa sensación de aprisionamiento y angustia por sentirte observada es injusta, ya que ni los abuelos, bisabuelos, tíos abuelos, hermanas, hermanos, gente en la calle y hasta el pediatra, conocen y entenderán a tu bebe como tu lo haces, ya que solo conviven con el o ella a ratitos y además no todos los bebes son iguales. Por eso, es importante saber diferenciar cuando una intervención de otras personas, es ayuda respetuosa o es una invasión a tu lugar de madre y a tu intimidad con tu bebe. Si bien es cierto que es bueno no ser aprehensiva y aceptar la ayuda siempre que la necesites, también es válido querer poner límites cuando se requiere.

Como mamá en postparto, mis únicos consejos son que siempre que te desesperes respires profundamente y recuerdes que eres fuerte, simplemente por haber traído a tu bebe al mundo y que todo esto pasará, porque el tiempo, como es bien sabido, no se detiene; habla cuando tengas que hablar para decir que algo no te gusta o sobre lo que necesitas hacer o que los demás hagan o dejen de hacer para sentirte cómoda y estar bien. Recuerda que una mamá tranquila puede hacer mejor las cosas. No permitas que nadie te obligue a hacer algo que te quite el tiempo de calidad con tu bebe o te robe la paz que tu necesitas para lograr estar bien los dos; y por último recuerda que en poco tiempo, tu bebé habrá crecido demasiado rápido y querrás volver a vivir estos momentos.

A los demás lectores, solo puedo pedirles que respeten y sean considerados con los nuevos padres, pero sobre todo con mamá. Y sobre todo sean prudentes, tanto con las visitas, los consejos, las preguntas y las intervenciones. Es necesario que todos aprendamos que las mamás, somos las únicas con el derecho a decidir sobre lo que nos afecte a nosotras y a nuestros hijos(as) y que deben darnos nuestro lugar y no intentar ocuparlo o sobrepasarlo. Y finalmente, a todas nosotras las mamás, recomiendo que no dejemos de pedir ayuda siempre que la necesitemos, también es bueno saber ser humildes y reconocer cuando ya no podemos solas.

Este es mi sentir en medio del postparto y aún cuando mi tiempo libre es muy limitado por ahora, quería compartirlo con otras personas. Estoy segura que hablo por muchas mamás y espero, que lo aquí escrito, sirva a muchos como referencia para ser mejores personas, para entendernos y para cuidarnos más entre nosotros(as).

Apapachos para todas las nuevas mamás que conocen y experimentan estos sentimientos, y sobre todo aquellas que están dando a luz y que los viven en medio de esta pandemia y el caos que ha generado en la vida de todos. No estamos solas y trajimos hijos e hijas fuertes al mundo . ¡Hasta la próxima!


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